29 de noviembre de 2010

La tinta del paso del tiempo

Cuando alguien empiece a leer el principio de esta entrada, llegado a este punto, se podrá percatar que ya no es la misma persona que hace apenas tres segundos había comenzado a leerla... si, así es, el tiempo pasa y nos consume. Nos envuelve porque estamos vivos, porque necesitamos de él para poder decir que vivimos la vida y que nos queda tiempo para vivirla...
Casi sin darnos cuenta, vamos aprendiendo mejor, tras el paso de los voraces segundos, a convivir con el tiempo, a saltar y rodear las bacanales y vicios que nos perturban la existencia y que vamos aparcando en doble fila en el abismo del olvido.

28 de noviembre de 2010

y... ¿el sentido de la vida?

Decimos de aquello o de lo otro, que tiene sentido en cuanto quiere significar algo de una cosa o que ha sido concebido para determinado fin... pero... ¿por qué nos desquiciamos queriendo encontrar un sentido tangible a la vida?

No es absurdo que la vida en su conjunto no tenga sentido (¿acaso lo tiene una piedra?), no lo es, porque no conocemos intenciones fuera de las vitales y más allá del ámbito de la intencionalidad... de esta manera, la pregunta por el sentido... ¡carece de sentido!
Lo realmente absurdo, no es que la vida carezca de sentido, sino empeñarse en que deba tenerlo, y de esta manera no vivirla sin envolvernos en ella. Pues el sentido de la vida no se refiere a ella misma, sino a nuestros actos que la inundan, preguntándonos, si éstos en un futuro próximo nos serán recompensados... y olvidándonos de nuestra principal misión.......VIVIR!!

El párpado de la materia

El peso de una pluma, la mera gravedad de la masa de su materia, cabalga alocadamente sobre la crin de mi alma y se me pega a las costillas... me las presiona levemente, tan leve, que casi no puedo respirar.... sin embargo, es tan solo cuestión de fracciones de milésimas de segundo, es tan efímero... que no logro saborearlo. Es todo tan corto, que no consigo percibir con claridad el dolor que me produce una tras una, pluma tras pluma, peso tras peso, sino que sólo puedo apreciar su conjunto como una leve punzada en el abismo de lo irreversible. Sus realidades se me desvanecen cuando intento separarlas del TODO del que forman parte... soy incapaz de enhebrar la aguja en sus correspondientes orificios y deshacer la cadena. Ni tan si quiera la eternidad del momento en la que me disfrazo me sirve para realizar mi cometido. Todo es deplorable, tan sumamente decrépito, que hasta en las mismas entrañas del Leviatán se estaría mejor que mirando al firmamento...